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18/6/14

Era preciosa.



No era preciosa por tener unos ojos bonitos o una sonrisa perfecta. Tampoco era preciosa por usar una 90-60-90, ni por medir 1'70. No era preciosa por llevar ropa de marca, por usar perfumes carísimos o por sacarse 500 fotos todos los días. No, ella no era esa clase de preciosa.

UnitledElla era preciosa porque sabía hacer reír a todo el mundo, porque se le ocurría que decir en los peores momentos y porque sabía escuchar como nadie. Era preciosa porque siempre estaba de buen humor, aunque no tuviera motivos. Era preciosa por las arrugas que nacían de sus ojos cuando sonreía. Era preciosa por sus ganas de vivir, por hacer planes imposibles y por no juzgar a nadie por ser más o menos atractivo. Era preciosa porque podía pasarse horas y horas ayudando a alguien y no esperaba ni un "gracias" a cambio. Era preciosa porque cuando se enfadaba, bastaban un par de bromas tontas para que se olvidase del motivo. Era preciosa porque durmió toda su vida abrazada a un oso de peluche porque le daba miedo la oscuridad. Era preciosa porque sabía perdonar, olvidar y dar segundas oportunidades. Era preciosa porque no le preocupaba mostrar sus sentimientos, porque lloraba con las películas tristes y podía pasarse el día leyendo. Ella era preciosa porque era diferente, porque le daba igual lo que pensaran los demás y porque, cuando se fue, todos la echaron de menos.

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